4. Percepciones acerca de Tiberio el Cabrón desde Suetonio Tranquilo

Oh tú, cruel e inhumano, ¿quieres que te lo diga brevemente?

Que me muera, si puede amarte tu propia madre.

No eres caballero. ¿Por qué? Porque no tienes cien mil sestercios.

Si indagas bien, también Rodas es un destierro.

César, has transformado el siglo de oro en Saturno;

Mientras sigas vivo, será siempre el de hierro.

Ha aburrido el vino, porque ése ya sólo tiene sed de sangre.

Ahora le bebe con la misma avidez con que antes bebía el vino.

Contempla, oh Rómulo, a Sila, feliz para sí mismo, no para ti,

Y contempla, por favor, a Mario, pero a su regreso,

Y contempla también las manos manchadas de sangre, no una sola vez,

de Antonio, promoviendo guerras civiles.

Y ahora di: ¡Roma se muere! Reinó, bañado en sangre,

Un individuo que llegó del exilio al trono.

(Suetonio, LIX: 234)

2. El Divino César Augusto desde Suetonio Tranquilo

Retrato de Augusto portando un gorgoneion (14–20 d. C.)

“Ordenó que se le arreglase el cabello y se le maquillasen las caídas mejillas. Preguntándoles entonces a los amigos admitidos a su presencia “si les parecía que había interpretado correctamente la comedia de la vida” Añadió estos versos de Colofón:

Si os ha agradado, aplaudid esta representación

Y todos con alegría batid palmas en nuestro honor”.

(Suetonio. XCIX., pg. 189) 

1. El divino Julio César desde Suetonio Tranquilo

Julio César por N. Coustou

«¡Que se salgan con la suya y se queden con él, pero que sepan que ese mismo, a quien con tanto interés desean ver vivo, será algún día la perdición del partido de los optimates, por el que hemos luchado juntos, pues existen en César muchos Marios!” Sila. (Suetonio. I., pg. 56)»